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EL aspecto del paradisíaco enclave montañoso que enlaza las cumbres de Arrate y Kalamua comenzó a variar el 20 de septiembre de 1936 cuando, apenas tres meses después del alzamiento militar que hizo estallar la Guerra Civil española, Elgoibar cayó en manos de las tropas franquistas.

Fue a partir de ese momento cuando los defensores del régimen republicano se encaramaron hasta las cotas más altas del citado cordal montañoso (enclavado en los términos municipales de Elgoibar, Eibar y Markina) para empezar a preparar las trincheras y los refugios que conformaron una línea de frente que permaneció activa hasta el 27 de abril de 1937, cuando las denominadas tropas nacionales acabaron con la resistencia republicana en el frente de Intxorta.

Durante siete meses, las cimas de Krabelin, Azketa, Akondia, Garagoitxi y Kalamua fueron el escenario de cruentas batallas entre los defensores de la legítima II República y los partidarios de Franco, que desde el día 26 de septiembre de 1936 ya habían establecido sus posiciones de lucha en las zonas más altas del cordal; en el mismo lugar en el que seis días antes los republicanos comenzaron a preparar las trincheras.

Ante el avance de los nacionales, las tropas afines al régimen legítimo se vieron obligadas a abandonar los lugares estratégicos que habían elegido para plantar batalla pero no se amilanaron y, a pesar de tener que retrasar sus posiciones, hicieron frente a los sublevados durante siete largos meses en los que se sucedieron infinidad de acontecimientos y anécdotas.

No en vano, la línea de fuego que dividía a republicanos y nacionalesestaba separada por apenas un centenar de metros; con la particularidad de que en muchas ocasiones los combatientes de uno y otro bando eran familiares, amigos o conocidos que hasta el inicio de la Guerra Civil habían convivido sin problemas en los municipios colindantes.

Así las cosas, las laderas y las cimas montañosas que discurren entre Arrate y Kalamua esconden en sus entrañas numerosos pasajes del periodo bélico.

Muchos de ellos se podrán conocer el próximo sábado en una peculiar visita guiada (gratuita) que se llevará a cabo "durante unas cinco horas por el escenario de las batallas". La excursión, organizada por las asociaciones Ondare Kulturala y Morkaiko mendizale taldea de Elgoibar, estará abierta a todas las personas interesadas y contará con las explicaciones de Jon Etxezarraga, investigador e integrante de la asociación cultural Intxorta 1936.

El investigador e integrante de la asociación Intxorta 1936 Jon Etxezarraga será el guía de la excursión

Quienes deseen acudir a la visita guiada del sábado pueden apuntarse mañana (de 19.00 a 20.30 horas) en las oficinas de la asociación montañera Morkaiko (teléfono 943 740 297) o escribiendo un mensaje a la dirección de correo electrónico morkaiko@morkaiko.net.

Los participantes se juntarán a las 8.30 horas en la elgoibarresa Aita Agirre plaza. Desde allí se desplazarán en vehículos particulares hasta Arrate, donde comenzará el recorrido guiado por las zonas en las que se establecicieron las trincheras, los refugios y los campamentos durante la guerra.

Una cita con los lugares estratégicos y las anécdotas

Según explica a este periódico el propio Jon Etxezarraga, la visita guiada del sábado incluirá el paso "por las posiciones de Krabelin, Azketa, Akondia, Garagoitxi y Kalamua", donde se podrá vislumbrar "el trazado que dibujaron las viejas trincheras y los lugares en los que se ubicaron los campamentos de las tropas y algún refugio-polvorín".

Durante la excursión también se podrán conocer algunas anécdotas protagonizadas por los propios combatientes de ambos bandos como "los intercambios de pan por tabaco o periódicos" o los enfrentamientos verbales "por cuestiones políticas y religiosas" que tuvieron lugar "de trinchera a trinchera".

Ni los intercambios ni los enfrentamientos verbales estaban aprobados por la oficialidad pero, tal y como recuerda el propio Etxezarraga "seis meses en las trincheras dan para mucho".

Lógicamente, en la visita guiada también se explicará el papel que jugó la población civil del entorno durante el más de medio año que estuvo activo el frente de Kalamua-Akondia. Según Etxezarraga, "el bandonacional forzó a los ciudadanos que estaban bajo su influencia a ayudar a sus tropas subiendo materiales con carros de bueyes, bajando a los heridos o incluso cavando las trincheras"; mientras que "hay constancia de que la parte republicana pagaba a los ciudadanos por los trabajos que realizaban".