Articulos de interes del mundo de la madera

La mayoría de las tareas de carpintería requieren un proceso previo de lijado para disponer de maderas lisas con las que trabajar. Hay varias herramientas eléctricas que se emplean para este cometido, si bien ningún aparato consigue resultados tan precisos como algunos accesorios manuales. Los tradicionales papeles abrasivos, las esponjas de lija y el rascador de ebanista aseguran el acabado óptimo en cualquier superficie.

Con papel

El papel abrasivo determina la finura del pulido. Éste se clasifica según su granulometría. La graduación actual oscila entre los papeles abrasivos del número 50, el más grueso, y los de 600, los más finos. Cuanto más pequeño es el número del papel, mayor es su poder abrasivo. El sistema anterior empleaba una escala del 1 al 9/0.
Es fundamental conocer esta característica, ya que para conseguir un buen acabado, en el proceso de lijado se deben utilizar dos o tres papeles con granulometría diferente y correlativa. A modo de orientación, es apropiado comenzar el trabajo con un grano de 150, continuar con 180 y finalizar con 240. Es difícil borrar las marcas realizadas por el primer papel si la finura del segundo es muy superior. Además, para conseguir un buen pulido, el papel de lija debe sujetarse con la palma de la mano. Así se asegura que toda la superficie recibe el mismo nivel de lijado y se evitan resultados irregulares.

Tacos para pulir

Para facilitar el proceso de lijado manual, es posible adquirir calces. Son bloques de madera, corcho o caucho. Sobre ellos se enrolla el papel abrasivo. Algunos modelos están forrados con tela adherente para asegurar su agarre. Es posible elaborar un calce rudimentario si se forra un taco de madera o un trozo de listón con papel abrasivo. Es apropiado para pulir superficies planas de forma rápida y menos laboriosa. Otra opción es adquirir esponjas de lija. Estos accesorios se adaptan a formas complicadas. Tienen doble cara, una de ellas es más rígida y alisa superficies diferentes, mientras que la otra es blanda. Se utiliza para perfeccionar el acabado de perfiles curvos y molduras.

Las cuchillas de ebanista, también conocidas como raederas, son hojas metálicas con aristas afiladas que lijan de una forma muy precisa la madera. Su uso es apropiado en piezas duras y en chapados de una consistencia considerable. Con esta herramienta bien afilada se consigue un buen acabado y no se origina polvo, como ocurre en los procesos de lijado con papel abrasivo. En este caso, a medida que la cuchilla lija, se crean pequeñas virutas.