Articulos de interes del mundo de la madera

"Ante todo, no soporto tirar cosas. Me provoca incluso malestar. Por ello pensé en trabajar con algo disponible y barato, y empecé a utilizar los recortes de madera del desguace". Así cuenta la génesis de su historia el holandés Piet Hein Eek, uno de los nuevos gurús del diseño internacional, que ha fundado su filosofía y un pequeño imperio sobre los restos de madera sobrantes de los procesos industriales. "Darme cuenta de que la madera vieja e imperfecta resulta más atractiva que la nueva fue como una iluminación", recuerda Eek, que ha viajado a Barcelona para presenciar el desembarque oficial de su línea de muebles, que se exhibe en la feria Casa Decor hasta el 16 diciembre. Después podrá verse en RoomService (calle dels Àngels, 16), una nueva galería dedicada exclusivamente al diseño, recientemente inaugurada por Emilio Álvarez, también propietario de la galería deis Àngels.

Todo empezó en 1990, cuando, como trabajo de fin de curso en la prestigiosa Design Academy de Eindhoven, Eek presentó un armario enteramente realizado con restos de madera, cuidadosamente elegidos y acoplados para crear un objeto sorprendentemente bello y cálido. Ecológico, sostenible y fácilmente comercializable, aquel armario, una verdadera declaración de intenciones, se convirtió en el prototipo del estilo Piet Hein Eek, y, 17 años después, sigue siendo una de sus piezas más vendidas. Porque -y ésta es otra de sus peculiaridades- Eek es un diseñador que no aspira al estatus de artista. "No me gustan las piezas únicas: me interesa lo reproducible. Yo quiero hacer mobiliario, no obras de arte", afirma, a pesar de que sus creaciones se han expuesto en museos como el MOMA de Nueva York y el Stedelijk de Ámsterdam.

Tras años de triunfo minimalista y de dominio de las líneas escuetas y funcionales, los muebles de Eek son un verdadero homenaje a la imperfección: las formas siguen siendo limpias y exentas de elementos innecesarios, pero prima la diversidad y unicidad del objeto hecho a mano, según los principios artesanales. Tras su aspecto sencillo, que lucha por combinar tradición e innovación, no se esconden sofisticados recursos tecnológicos ni nuevos asombrosos materiales: todo está a la vista, como los propios mecanismos de los muebles -bisagras, tornillos y dispositivos de encaje-, que Eek no se molesta en ocultar.

El éxito internacional no le ha cambiado por el momento. Sigue viviendo en el pueblo holandés de Geldrop, enfrente de su taller, que ahora emplea a 30 personas y, aunque tiene una colección de piezas que se va ampliando -según su ritmo y no el del mercado-, aún acepta trabajos a medida por encargo, que surgen de largas charlas o del intercambio de correos electrónicos con los clientes. La madera es el material que más utiliza, pero el metal es el que prefiere. "Todos me gustan por algunas de sus cualidades específicas. Intento utilizar exclusivamente materiales que puedo encontrar en el área para reducir al mínimo los gastos de transporte y el consiguiente desgaste energético. Todo se reutiliza, incluso las cajas de embalaje", asegura el diseñador. De esta versatilidad han surgido obras como el sofá hecho de corbatas, las butacas de ciencia- ficción inspiradas en Mad Max y Starwars, y la lámpara fútbol de led y metales reciclados. "Mi sueño es hacer una casa exclusivamente de materiales de desperdicio", concluye.